Blogia
LADY ARMITAGE

CONFESIONES

CONFESIONES

No obstante, aunque mi plan tuviera algunas lagunas lo esencial (que estaba enamorada de Richard Armitage y que iba a casarme con él en cuanto tuviera ocasión de comunicarselo)  estaba claro. De modo que tuve que plantearme lo inevitable: buscar la manera más suave de confesarselo a mi todavía novio, puesto que continuar mi relación con él me parecía una pésima manera de comenzar mi futura e inevitable relación con Richard. Por eso, y dado que todavía no es muy conocido en España, pensé que lo mejor era ir hablándole poco a poco de él, sutilmente, hasta que él mismo fuera atando cabos. Sin embargo, me temo que no supe controlar mi entusiasmo hacía su labor profesional (tal vez tuvo que ver el hincapié que puse en resaltar todas y cada una de las  escenas en las que salía sin camisa de entre toda su extensa producción como actor, subrayando con un énfasis más propio de una cabaretera que de una amante del séptimo arte lo absolutamente necesarias que eran -todas y cada una de ellas- para el desarrollo de la trama respectiva).  Despues de dos semanas de lo que yo creía una sutil introducción de las virtudes de Richard, mi novio no aguantó más. Con una sutileza pareja a la mía, mientras conducía de camino a casa, me expuso las razones de su descontento con la paciencia infinita y el extenso vocabulario de diplomático que me enamoró de él en su día:

-"Te pones de un tonto cuando hablas del "Armitaje"!!- me espetó de pronto, quejoso-

-"Armitage"-me apresuré a corregirle.

Mi todavía novio puso los ojos en blanco:

-"Cómo se llame"-masculló fijando la vista en el volante con un desprecio que, como su futura mujer (la de Armitage, obviamente) no pude tolerar.

-"Haz el favor de tratarle con más respeto que ese hombre será algún día el padre de tus hijos"-repuse con calma-.

Mi todavía novio me dirigió una mirada sombría antes de volver a clavar la mirada en la carretera.

"Necesita tiempo para asimilarlo" -pensé una vez me dejó en casa tras un viaje hecho en el más absoluto silencio, satisfecha de que, si bien mi idea de ser sutil había sido un fracaso, al menos el objetivo inicial (confesarle mis sentimientos hacia Richard) estaba cumplido: no tendría que volver a llevar una doble vida, había confesado al fín. Richard me había convertido en  una mujer honesta. Cómo para no adorarle!...si hasta sin conocernos era capaz de hacerme comportarme con rectitud...qué increibles milagros podría obrar en mi naturaleza su presencia!. Animada por estos pensamientos (y otros de índole menos espiritual aunque también relacionados con Richard) entré en casa.

1 comentario

giarita -

jaja pues muy bien hecho lady armitage yo habria hecho lo mismo jajaj xd te felicito tu manera de manejar la situacion xd... espero algun dia tener tu suerte y poder conocer en persona a mi amado Richard!!!